Los adultos cuyos padres se divorciaron siendo ellos unos niños son más propensos a sufrir pensamientos suicidas, según un estudio reciente.
En la Universidad de Toronto estudiaron a 6,647 adultos, entre ellos 695 que eran menores de edad cuando sus padres se divorciaron. Encontraron que el divorcio afecta de forma diferente a hombres y a mujeres. Así, descubrieron que los hijos de divorciados tienen tres veces más posibilidades de pensar en el suicidio que el resto.
Además, los hombres que crecieron con factores estresantes en la niñez, como el abuso físico, tienden a pensar más en el suicidio.
Sin embargo, en las mujeres sí que había una importante relación entre los pensamientos suicidas y el haber estado expuestas a abuso físico o a la adicción de sus padres, pero la relación entre los primeros con el divorcio de sus padres no era significativa.