martes, 29 de marzo de 2011

Es previsible la expulsión de plutonio en Fukushima

Según investigador del Ciemat Francisco Martín-Fuertes es previsible hallar plutonio en el suelo de Fukushima. Ha comentado que la salida de este material es consecuencia de la situación en la que se encuentra la central, con tres reactores averiados con fusión parcial y otro de ellos con óxidos mixtos, una mezcla entre uranio y plutonio.
   De la misma manera, ha señalado que tras el accidente se ventiló la central con el fin de liberar hidrógeno y posiblemente fuera en este momento en el que se liberó algo de plutonio.
  Además, ha asegurado que los niveles detectados en los alrededores de Fukushima son muy bajos y que se han registrado porque la radioactividad es muy fácil de percibir, debido a que tienen unas partículas muy características fácilmente detectables con un instrumento sensible.
   El valor de plutonio encontrado es el mismo que el que se registra como consecuencia del estallido de una bomba de dicho material, que deja una lluvia muy fina.
   Finalmente, ha indicado que las medidas a tomar por parte de la población son las que el Ejecutivo nipón está llevando a cabo. De este modo, ha señalado que los únicos riesgos son que se encuentre material radiactivo en alimentos o agua por lo que habría que prohibir o restringir su consumo.





jueves, 17 de marzo de 2011

La central de Fukushima

La central de Fukushima se encuentra a unos 250 km de Tokio. Debido al maremoto y terremoto ocurridos en Japón, se declaró estado de emergencia en esta central ya que falló el sistema de refrigeración de los reactores. Horas más graves ocurrió la primera explosión que fue declarada la más grave desde Chernovil.
La central de Fukushima se basa en el agua en ebullición. Ésta hierve en el núcleo del reactor y el vapor se extrae a través de unas tuberías que recorren varias estancias de la central hasta llegar a las turbinas, en las que se produce la electricidad.
Al principio, los reactores 1, 2 y 3 eran los que presentaban más riesgo. Además, se produjo una explosión debido a la acumulación de oxígeno en el reactor 3, el cual aún presenta problemas en su refrigeración. Más tarde, el reactor que más preocupó fue el número 2, ya que su vasija de contención había sido dañada debido a la explosión que se produjo el martes en el 1º reactor.  Ahora mismo hay riesgo en los reactores 5º y 6º debido a los problemas de refrigeración. Pero lo que más se teme es que ocurra una fusión del núcleo en el 3º, es decir, un accidente provocado por un sobrecalentamiento del núcleo del reactor debido a una escasa refrigeración. Las consecuencias del posible accidente dependen de los daños que reciba la vasija y de si se produce una fuga de radiactividad. Por ello se está utilizando el agua de mar, una de las últimas alternativas para suavizar su estado. Lo que se consigue con el agua es inhabilitar el reactor.
En este momento, el nivel de radiactividad se cree que se sitúa sobre 8.217  microsievert por hora, ocho veces más del límite permitido.

martes, 1 de marzo de 2011

Se demuestra que la siesta puede disminuir el nivel de estrés y la posibilidad de tener enfermedades cardiovasculares

   Investigadores de Pennsylvania (Estados Unidos) aseguran que una siesta diaria de al menos 45 minutos ayuda a que disminuya la presión arterial de quienes han sufrido un día de estrés.
   Han afirmado que las largas jornadas laborales, el trabajo por turnos, la televisión e Internet están afectando en la calidad del sueño, y esto se muestra en el hecho de que los ciudadanos duermen una media de casi dos horas diarias menos que hace 50 años.
   Esto afecta a la salud a largo plazo, hay estudios que relacionan la falta de sueño con un mayor riesgo de hipertensión y problemas cardiovasculares.
   Para tratar de reducir este impacto, dos investigadores trataron de analizar si dormir la siesta podría influir en la recuperación cardiovascular después de una prueba de estrés mental.
   Por este motivo,  seleccionaron a 85 universitarios sanos que fueron divididos en dos grupos, de manera que a algunos de los participantes se les asignaba un momento al día en el que podían dormir 60 minutos.
   A la vez, estos estudiantes hicieron unos cuestionarios para evaluar la calidad del sueño y conocer su actividad diaria. Además, se midió su presión arterial y el ritmo cardiaco.
   Gracias a esta prueba, observaron que la siesta parecía tener un efecto reparador en los estudiantes ya que aquellos que dormían siesta presentaban un descenso en la presión arterial y en el ritmo cardiaco.
   Estos resultados eran más evidentes cuando los estudiantes dormían entre 45 y 60 minutos al día.
   De este modo, se puede afirmar que la siesta puede ser recomendable para aquellos que se encuentren en situación de estrés mental o alguna enfermedad relacionada con el corazón.

La felicidad contribuye a tener una mejor salud

Ed Diener, profesor de psicología en Nueva Jersey, hizo análisis de diferentes estudios a largo plazo con personas, de pruebas experimentales en las que también se incluían animales y otras investigaciones que evalúan el estado de salud de gente estresada por fenómenos naturales.
Diener, ha explicado que se revisaron ocho tipos diferentes de estudios, hasta llegar a la conclusión de que el bienestar es subjetivo y que contribuye tanto a la longevidad como a una mejor salud entre la población sana.
Uno de los estudios consistía en hacer un seguimiento de su vida a 5000 individuos desde la etapa universitaria hasta los 40 años. Así se mostró que las personas más pesimistas suelen morir más jóvenes que los demás.
En otra investigación a largo plazo, se realizó un seguimiento a 180 monjas desde su juventud hasta la vejez y se observó que aquellas que escribieron autobiografías positivas a los 20 años tienden a vivir más que las que quienes recuerdan de forma más negativa su vida juvenil.
En la mayoría de los estudios se encontró que factores como la ansiedad, depresión, falta de disfrute de las actividades diarias y el pesimismo estaban siempre asociados a unas mayores tasas de enfermedad y una vida más corta.
Por otro lado, estos experimentos mostraron igualmente que los estados de ánimo positivos reducen las hormonas relacionadas con el estrés, aumentan la función inmune y favorecen una pronta recuperación del corazón después del esfuerzo.
Sin embargo, la felicidad no puede prevenir ni curar una enfermedad, aunque es evidente que las emociones positivas y el disfrutar de la vida contribuyen a una mejor salud y vida más larga.